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367. DEJAME SEGUIRTE

Déjame siquiera tocar tu ropa, para
que así cures mi mal. Déjame
siquiera que yo te adore y que te
diga Tú eres mi Dios.

Déjame seguirte Maestro, déjame
seguirte. Aunque no tengas
posada para descansar. Déjame
seguirte. Aunque yo pierda esta
vida la salvaré.

Déjame siquiera mirar tus ojos para
que pueda tener tu luz. Déjame
siquiera tocar tus manos para que
pueda llegar a ti.